
En la ribera del río que divide la tierra del desánimo
con la tierra de la esperanza, hago mi campamento.
El futuro está en manos del Forjador
y el presente está en las mías para decidir qué hacer.
La lluvia del tiempo cae sin cesar, engendrando ideas y sueños
pero también matando células cada día.
Todo forma parte de un Universo laberíntico,
una suerte de pintura hecha por un niño.
Arte caótico y aparentemente aleatorio,
sin embargo existe un orden subyacente que nadie puede negar...
a no ser que el tal pretenda...
tapar el sol con un dedo...
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