Ayer en el bus vi a una mujer preciosa, una joven linda, diferente, que sobresale de la multitud sin esfuerzo ni dolor. Ella, sentada al pasillo; yo, de pie entre tanta gente me planté a su lado para admirarla. Lo recuerdo todo perfectamente y quiero plasmarlo aquí para no olvidar: su cara muy blanca y armónica de unos 23 años, una nariz preciosa y su pelo rizado negro. Al principio iba despierta en esa mañana fría de abril, pero luego de unos momentos, y una vez que se puso unos lentes de marco grueso celestes que embellecieron aún más esos ojos grandes hermosos, se quedó dormida con lentes y todo. Mientras tenía amores con Morfeo no podía evitar ver sus labios gruesos e imaginar besarlos...
Durmió... durmió... y durmió aún más, casi todo mi viaje y yo ahí contemplándola como un tonto. Me llenó de ternura verla así entonces me armé de valor y tocando su hombro la desperté. Solo se movió un poco es su asiento pero no se incorporó. La seguí mirando y luego de unos instantes se despertó totalmente, me miró y me sonrió, algo que será muy difícil de olvidar. Le dije que tuviera cuidado, que la podían pasar a golpear pues el bus estaba lleno o quizá robar. Me sonrió nuevamente y llegó la desgraciada hora de bajarme...
Sé que nunca más te volveré a ver... un gusto... desconocida.
Durmió... durmió... y durmió aún más, casi todo mi viaje y yo ahí contemplándola como un tonto. Me llenó de ternura verla así entonces me armé de valor y tocando su hombro la desperté. Solo se movió un poco es su asiento pero no se incorporó. La seguí mirando y luego de unos instantes se despertó totalmente, me miró y me sonrió, algo que será muy difícil de olvidar. Le dije que tuviera cuidado, que la podían pasar a golpear pues el bus estaba lleno o quizá robar. Me sonrió nuevamente y llegó la desgraciada hora de bajarme...
Sé que nunca más te volveré a ver... un gusto... desconocida.
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