sábado, 16 de junio de 2007

Otro día del padre

Otro día del padre, uno más de los tantos que has vivido pero yo quiero hacerlo especial porque ha ocurrido algo especial este año, ¿sabes?

Siempre te he expresado cuanto me impresiona y me enseña tu manera de ser, siempre con tanta fuerza y aún en las situaciones más difíciles, sacas valor y le inyectas a toda la familia la energía para seguir avanzando. Esta es una de tus grandes virtudes, junto con la capacidad de emocionarte siempre, esa capacidad de ser niño y disfrutar las cosas nuevas tal cual tus nietos lo hacen; es simplemente precioso. Pero este año avanzaste un paso más, modificaste una falencia tuya y la transformaste en virtud: la capacidad de evolucionar, aceptar una crítica constructiva y tener el valor para cambiar aún cuando la conducta esté arraigada en ti, y me refiero al enojo. He observado atentamente y debo concluir que en efecto estás cambiando, y te comportas más alegre y tolerante últimamente, y se nota que haces el esfuerzo por no dejarte llevar por la ira y que la tienes muy controlada. Papá, te agradezco enormemente tu esfuerzo, para mí es grandemente notorio y sé que Dios te recompensará y ayudará abundantemente. Quiero que recuerdes siempre que tu familia está para apoyarte en todo momento y cualquier cosa que se pueda hacer, sigue para adelante no más.

Finalmente quisiera decirte algo, y es que en algún momento de mi vida, cuando la inexperiencia y la inmadurez eran los factores que regían a mi vida, yo dije que habías dejado de ser mi héroe. Pero sabes, he aprendido a conocerte en todo este tiempo de una manera distinta pues a medida que crezco veo más cosas y entiendo otras que antes para mí estaban veladas y ocultas. He visto tu sufrimiento y tu alegría, tu pena y tu esfuerzo, lágrimas de dicha y otras de dolor y he aprendido a conocerte mucho más y mejor. En ti, he podido ver lo que un padre debe ser, y sin temor a equivocarme puedo decir que eres un excelente padre, envidia de muchos hijos por ahí. Eres mi ejemplo como futuro padre, y cuando esté en esa etapa de mi vida recordaré lo experimentado contigo y será para mí el norte a seguir y la meta a buscar. Puedo decir actualmente, y sé que no exagero ni miento: “ERES MI HÉROE de nuevo”, siempre lo fuiste, sólo que en un tiempo dejé de creer en superhéroes.

El abrazo final

Cuando el sol se ponga En el largo día de mi vida La Madre Tierra me recibirá  Con brazos abiertos en su seno Libraré al mundo de mi maldad ...